domingo, 22 de junio de 2014

El Trilema del Bote Salvavidas

El barco viene tambaleando hace buen rato, dando señales de que algo raro está sucediendo.

Los pasajeros más precavidos y responsables (o tal vez los más inteligentes), siempre estuvieron vigilantes, reaccionaban a tiempo a las señales del entorno, planificaron su futuro y se preocuparon de ser autónomos. Ellos tuvieron la sensatez de hacer los cursos de emergencia que la tripulación del barco dictó en su momento, poniendo atención a cada detalle.

Los menos precavidos (o simplemente tontos por elección) se mantuvieron permanentemente ocupados por las distracciones del día a día, ocupados de disfrutar la fiesta y de sobrevivir el momento. Ante las vicisitudes de la vida siempre descansaron en otros que vendrían en su ayuda (típicamente los del primer grupo), y, por supuesto, no tomaron atención al curso de emergencia que dictó la tripulación, no recordaron dónde estaban los chalecos salvavidas ni el camino para llegar rápidamente a los botes.

El cruel y frío principio de selección natural nos permite anticipar que ante un desastre como éste, en que en un corto tiempo se define quién vive y quién muere, quién se adapta y quién sucumbe a las nuevas condiciones del entorno, sobrevivirán con mucha mayor probabilidad los del primer grupo, pues llegarán rápidamente con sus salvavidas puestos a los botes y estarán a salvo sobre el mar, mientras el barco empina la popa y los del segundo grupo desesperados caen a las frías y oscuras aguas de ese mar implacable, gritando y aleteando sin salvavidas y sin bote al que subir...

La escena es patética: las aguas llenas de náufragos desesperados intentando arrimarse a los botes para subir por su borda. Lamentablemente muchos botes están llenos, con veinte ocupantes cada uno. Un bote lleno podría resistir hasta tres personas más sin ser hundido, pero evidentemente un cuarto ocupante adicional hundiría al bote ahogando a todos sus ocupantes.

He aquí el “trilema”(1): tú eres de los del primer grupo, de los que llegaron con su salvavidas puesto al bote y ahora están a salvo listos para emprender rumbo a tierra firme. Tu bote está lleno. Además, te tocó capitanear el bote, para lo cual te dieron un entrenamiento especial. Entre los que están en el mar intentando subirse a tu bote hay al menos cinco amigos tuyos que te acompañaban en el barco (lamentablemente ellos están dentro del segundo grupo de pasajeros...) ¿Con cuál de las tres alternativas siguientes te sientes más identificada/o?:

1) Arrancar lo más rápidamente posible a tierra, sin permitir que suba alguien adicional al bote, para no poner en riesgo a los veinte que ya estamos a salvo. Lamentablemente, aunque haya cinco amigos míos entre los que intentan subir, no sería capaz de elegir a tres y dejar morir a otros dos. Y, por lo demás, hay también familiares y amigos de otros pasajeros pidiendo auxilio; subir a los míos dejando a los otros sería egoísta de mi parte y una razón para que los demás me lincharan. Por último, los que aletean en el agua fueron irresponsables, las instrucciones eran claras, alcanzaban los botes para todos, pero por negligencia no llegaron a tiempo.

2) Subir a tres de mis cinco amigos y arrancar rumbo a tierra firme. Por ejemplo, elijo a los más jóvenes o a los que tienen hijos, etc. Será terrible ver la cara de los otros dos…Y ahí veré cómo me las arreglo con los otros pasajeros que también perderán a sus amigos.

3) Ser solidario y dejar subir a todos los que claman por ayuda, sabiendo que nos ahogaremos todos, pero quién soy yo para juzgar y decidir quién vive y quién muere. Prefiero morir con la consciencia tranquila que vivir el resto de mi vida con remordimiento.


(1) Un “trilema” (que no está en la rae.es, pero sí en el léxico inglés) consiste en enfrentarse a la elección obligada de una de tres alternativas, ninguna de las cuales es aceptable o nos deja conformes. En rigor, en este caso podría haber varias alternativas adicionales, por ejemplo: decidir sacrificar mi vida en favor de uno de los que están en el agua; aunque en este caso el bote se quedaría sin capitán y pondría en riesgo el salvataje, parece al menos ser una alternativa mejor o más inteligente que la 3).

1 comentario:

  1. Interesante trilema. Una manera razonable de verlo es seguir lo que dice la conciencia (que mete el componente sobrenatural que nos diferencia de los animales). Para simplificar la decisión, hace sentido aislar el componente de las expectativas y los compromisos de los otros pasajeros a salvo: al fin y al cabo, ellos enfrentan el mismo trilema.

    El dato relevante es que hay tres espacios y que uno a bordo, tiene la posibilidad de salvar a algunos más. ¿Cómo priorizaría la conciencia? ¿Primero los ancianos a los que se les debe o a los otros pasajeros amigos que tienen hijos (víctimas inconscientes de las decisiones de sus padres)? ¿Cuál decisión me dejaría continuar mi vida con la conciencia tranquila luego del naufragio?

    Alternativamente, ¿son realmente estas las únicas opciones, o limitarla a estas tres es un camino pavimentado para la conciencia luego de la decisión? Pueda ser que el camino sea una diferenciar el método de salvación para los precavidos y los no precavidos. Al fin y al cabo, ¿por qué los precavidos van a arriesgar sus vidas por los no precavidos (salvo por un dictado de la conciencia o una concepción cristiana de la vida)?

    ¿Qué tal si se les tira 5 salvavidas individuales desde los botes, para que se amarren a los botes, a modo que no vayan dentro del barco arriesgando la vida de todos, pero que tengan una alternativa a salvarse si es que nadan con esfuerzo para llegar a puerto? Solo diferenciando los riesgos y las alternativas de salvación, luego en tierra firma, podrá capitalizarse la experiencia. El "moral hazard" de subirlos al barco es enorme: ¿cuál es el incentivo a ser precavido/responsable a futuro si al fin y al cabo siempre alguno de sus amigos precavidos siempre les salvará?

    Espero no haber enredado más el trilema.

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