sábado, 23 de julio de 2011

La paradoja de las tarjetas de crédito del retail en Chile: ¿revenue management en reverso?

Desde hace algún tiempo vengo mirando con curiosidad de espectador -siendo lego en la materia, aclaro- el negocio de las tarjetas de crédito en el retail, pues me ha llamado la atención algo que parece contradecir los principios fundamentales del revenue management, materia en que sí me puedo considerar relativamente experto.

La disciplina comercial del revenue management, inventada y desarrollada muy exitosamente a principios de los '80 por la industria aérea y dado su éxito posteriormente desplegada a una serie de otras industrias (incluido el retail), establece que a los clientes que tienen menor disposición o capacidad de pago hay que ofrecerles productos y servicios de menor valor, cobrándoles menos, para de esta forma poder acceder a ellos sin diluir los ingresos que generan los clientes con más disposición a pago que a su vez compran productos y servicios con más atributos y, por lo tanto, de mayor valor. Se ha demostrado empíricamente por décadas que el revenue management ha catalizado fuertes crecimientos de las industrias, permitiendo que muchos más consumidores accedan al servicio y haciendo a la vez más rentable el negocio para el proveedor. Es un modelo sustentable, mundialmente aceptado, que sigue desarrollándose e innovando, que ha permitido que proporciones cada vez mayores de consumidores accedan a productos que antaño eran excesivamente caros para el consumidor medio, sin poner en riesgo la solvencia financiera de estos consumidores, pues éstos sólo consumen en función de su disposición a pago.

Vamos ahora al negocio del crédito en el retail. ¿Cuál es el beneficio social del crédito en el retail? Para el usuario del crédito, sin duda es un beneficio el poder adquirir y disfrutar en forma anticipada de productos y servicios que de otra forma demoraría mucho en comprar o simplemente nunca podría comprar por no tener el dinero ahorrado suficiente, en la medida de que el costo en el que debe incurrir a cambio de este beneficio no sea mayor que el mismo beneficio. Por otro lado, el que otorga el crédito se beneficia del margen de la venta de sus productos y de los intereses que cobra por el otorgamiento del crédito asociado.

Hasta aquí todo bien.

No obstante, las tasas de interés que uno paga por un crédito, análogamente a las que pagan los países y empresas, deben crecer con el nivel de riesgo que tenemos como pagadores, para que de esta forma exista incentivo para los que otorgan el crédito. Si no fuese así no existirían los otorgadores de crédito, o éstos tendrían que ser subsidiados. Una persona muy endeudada en relación a su capacidad de pago, un país muy endeudado o una empresa poco rentable, son sujetos de alto riesgo. Asimismo, una persona con bajos ingresos tiene baja capacidad de pago y, por lo tanto, presenta más riesgo en relación a una persona de altos ingresos. Es por esta razón que las personas de bajos ingresos en general sólo pueden acceder a tarjetas de crédito con altas tasas de interés, que, como todos sabemos, en Chile son las que administra el retail. El retail ha llevado esto a tal extremo que gran parte de sus utilidades las genera con el negocio del crédito en vez de con el margen sobre los productos que vende. Es así como al calcular todos los costos en que incurre un consumidor, concluimos de que en Chile los más pobres terminan pagando mucho más que los ricos por los productos que adquieren en el retail. Puesto de otra forma, dado que los ricos pueden acceder a los mismos descuentos que los pobres, pero pueden pagar sus deudas en forma inmediata y sin intereses, los consumidores pobres están subsidiando a los consumidores ricos.


La contradicción es evidente entonces: mientras el revenue management establece que los consumidores deben pagar en función de su disposición y capacidad de pago, en el modelo de tarjetas de crédito del retail esto es justamente al revés. Es decir, el modelo de tarjetas de crédito del retail es una especie de revenue management en reverso.

Esto es al menos paradójico y, por lo mismo, me vienen a la cabeza varias inquietudes profundas en relación al modelo de negocios de las tarjetas de crédito del retail en Chile:

¿Es sustentable un modelo que en el mediano y largo plazo va mermando el patrimonio de muchos de los consumidores más pobres con el abultamiento continuo de su deuda y a la vez beneficiando a los consumidores más ricos?

¿Producirá este modelo un beneficio social neto positivo o estará contribuyendo a la desigualdad socio-económica de Chile que tanto nos ha costado reducir y que nos ubica dentro de la lista de países más desiguales del mundo?

¿Por qué los consumidores más pobres deciden endeudarse hasta el punto de mermar su solvencia financiera y estándar de vida futuros? ¿Hay un problema de falta de información, de falta de transparencia, o de falta de educación de los consumidores más pobres, que los lleva a tomar decisiones que atentan contra su bienestar futuro?

¿Por qué el retail decide privilegiar un modelo que parece mermar la capacidad de consumo futura de muchos clientes, por sobre un modelo que estimule el consumo en forma más sustentable?

Bueno, no tengo las herramientas para contestar todas estas inquietudes, pero quiero abrir el debate a quienes puedan contribuir.

Sergio Mendoza Corominas

6 comentarios:

  1. Interesante punto de vista.
    Pero la primera pregunta que haría:
    ¿Es mejor no tener nada? No lo creo...

    ¿Existe un punto intermedio entre ese sistema y no tenerlo?

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  2. Yo creo que la paradoja se resuelve con la perecibilidad del producto aéreo (igual que otros servicios) vs retail, y el mayor valor percibido del bien inmediato vs la cuota y el valor percibido del dinero en el futuro.

    El televisor está ahí hoy, mañana, y pasado, salvo que haya escaces por un shock de demanda o oferta. Ergo no se produce tanta amplitud en el rango de disponibilidad a pagar.

    El efecto cuotas, genera en el corto plazo una ventaja para el más pobre porque la cuota es percibida como un descuento en el corto plazo. Lo que pasa es que la falta de información (y educación) hace que el precio final o valor presente de los pagos termine siendo más alto que el precio contado. Pero una vez que la persona tomó la decisión por la cuota ya no puede volver a atrás y termina obligado a terminar de pagar.

    El kit para mi gusto está en lo que gatilla la decisión de compra, la que es realiza cuando el valor percibido por el bien es mayor o igual que el valor del dinero invertido, que en el caso de los más pobres (o menos ilustrados) el pago futuro tiene mucho menor valor o costo que el 100% del bien recibido de inmediato.

    Por último en una sociedad como en Chile donde la gran aspiración de las clases emergentes es lograr tener bienes que antes eran impensable de tener, hace que su valor percibido sea mucho mayor que el valor presente percibido de las cuotas. El LCD, el auto, el computador para los hijos son tanto objetos necesitados, como también símbolos de estatus, al que se puede acceder a un "menor precio" percibido, gracias a las cuotas aunque el valor presente real sea mucho mayor.

    Yo creo que una buena idea para resolver en parte esto es que el retail esté obligado a colocar en igual importancia a la cuota el valor final pagado por el bien y la tasa de interés, vs sólo la cuota, la que para el menos ilustrado es missleading.

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  3. "¿Cuánto estará este modelo contribuyendo a la desigualdad socio-económica de Chile, que tanto nos ha costado reducir y que nos ubica dentro de la lista de países más desiguales del mundo?

    ¿Por qué los consumidores más pobres deciden endeudarse hasta el punto de mermar su solvencia financiera y estándar de vida futuros?

    ¿Hay un problema de falta de información, de falta de transparencia, o de falta de educación de los consumidores más pobres, que los lleva a tomar decisiones que atentan contra su bienestar futuro?"

    Muchas de las preguntas anteriores podrían interpretarse como la vieja lógica de que: "a los pobres hay que cuidarlos; los pobres son tontos y toman decisiones que atentan su bienestar futuro; la desigualdad es producto de una injusticia..." Pienso que mientras centremos el debate en esta dirección, lsa respuetas las encontraremos en más regulación, más controles y un grupo de "sabios más iluminados" decidiendo por los pobres qué deberían comprar, o cómo deberían ser protegidos.

    Me parece que el hecho que las tarjetas del retail tiene externalidades negativas es innegable, y muchas son visibles. ¿Pero qué si tiene también externalidades positivas ocultas? ¿Qué tal si debatimos en qué medida estos bienes suntuarios e inútiles como LED TV's, IPADs, IPODs, autos, etc. generan bienestar y al ser así percibidos, generan productividad? ¿Qué tal si una cirugía plástica, por superficial que parezca, puede ser percibida como un bien que deja valor y me obliga a trabajar más duro y ser más productivo para mi país para poder pagarla siendo el balance positivo? ¿Qué si la computadora que compré a plazos -que no hubiera podido pagar- conectó a mi hijo a las redes sociales, al mundo, y en el largo plazo más que pagó "los intereses onerosos"?

    Mi punto es que los casos/posibilidades son tan diversas, que bien se puede decir que las tarjetas de crédito/intereses excesivos en el retail son productivos y generan valor para la sociedad.

    ¡Mis $0,02 Centavos a la discusión!

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  4. Muy interesantes, como siempre, tus reflexiones.

    Nos recuerda lo que sucedía o sucede, con los celulares (soy lego o ignorante en esta materia): quien paga mas caro por minuto hablado es quien tiene el contrato con menos minutos, o el prepago. Suponemos que la cantidad de minutos de los planes se correlaciona bastante bien con el nivel de ingresos. Aparte de las diferencias que puede tener cada empresa en cuanto a cobertura (geográfica y de intensidad de conexiones), había poca segregación en cuanto a los servicios prestados. Esto ha cambiado al incorporar la banda ancha como alternativa y una variedad de equipos, que tienen precios bien diferenciados. De todos modos, la bondad del sistema fue que, aúnque a un costo superior, el prepago permitió a mucha gente, sin capacidad de comprometerse a un contrato de mediano o largo plazo, tener un celular y utilizar sus servicios. En el caso del crédito del retail, tal como lo planteas, es la mejor opción que tiene el consumidor pobre dada su "necesidad" de endeudarse. Habría que desarrollar ese concepto de necesidad en otro espacio, pero dada la necesidad, el crédito del retail probablemente es mas conveniente que el del prestamista o la casa de empeños.

    Veo un abuso en relación a la ignorancia o desinformación del consumidor. Creo que es mas valioso proteger la libertad de las personas, y hay cosas que no conviene prohibir, pero parece bastante ridículo (lo mostraba una publicidad de una tarjeta de crédito hace un tiempo) que se promocione el pago de las cuentas de servicios en cuotas. ¿Cual es el beneficio de pagar en cuotas las cuentas de agua, electricidad, etc?, cuentas que se suceden mes a mes.  Puede sacar de un ahogo momentáneo a personas sin ahorro y con bajos ingresos, pero los deja en una situación mas vulnerable al disminuir su capacidad de crédito y al subir sus costos totales por los intereses pagados. Casi como para prohibirlo :-)! 

    Para proteger al consumidor, sin quitar libertad y dinamismo al sistema creo que es importante la labor del Estado en cuanto a hacer transparente la información; que quien promociona el endeudamiento entregue todos los antecedentes que permitan a cualquiera, sin preparación en finanzas, tomar una decisión informada e "inteligente". Las innovaciones que se han propuesto van en esa dirección; esperamos que cumplan su objetivo. 

    No estoy convencido de tu conclusión en cuanto al subsidio de pobres a ricos. Quizá me lo puedas aclarar. ¿Consideras que al incorporar al crédito del retail personas pobres, eso hace que los productos sean mas baratos para los ricos? o simplemente aumentan las utilidades de la industria?

    En cuanto al modelo que el retail decide priorizar, que no parece ser el optimo ni sustentable, me hace recordar la industria pesquera.  El antiguo esquema de protección de las pesquerías utilizando periodos de veda, hacia que cada empresa tuviera una capacidad de captura sobredimensionada. Se pierde el incentivo para un optimo global (i.e. en el largo plazo ) cuando la competencia tiene la capacidad de sobreexplotar en el corto plazo eliminando o mermando las rentas futuras. En el caso del crédito, a cada empresa le interesa el corto o mediano plazo, porque si prioriza el largo plazo, probablemente perdería frente a su competencia. Entonces el resultado no es lo que quiere la industria del retail, sino la suma de los intereses particulares de las empresas del rubro, de ahí la necesidad de regular

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  5. Este problema se parece harto al de la educación superior privada. Mucha gente endeudándose para pagar por un título que vale menos que un "paquete de cabritas", por la creencia de que con ese cartón (si no desertan de los estudios y obligados a seguir pagando la deuda igual) tendrán acceso a un mejor estándar de vida futuro. Es pagar por una ilusión. ¿Desinformación? ¿Falta de educación en la materia? ¿Poca regulación de la calidad educativa?

    No necesariamente se trata de regular más, pero sí de informar mucho más y mucho mejor al público, de educar a la gente en qué significan las decisiones que están tomando.

    Tengamos presente que el 70% de los chilenos todavía no entiende lo que lee, entonces cómo le vamos a pedir que entienda lo que significa x% de interés mensual y qué impacto tiene eso en sus flujos futuros.

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  6. 1) Respecto a las tarjetas y si es o no Revenue Management inverso
    Sería justamente Revenue management inverso si ricos y pobres consumieran lo mismo y los ricos al contado y los pobres a crédito. Pero en la práctica el retailer ofrece una variedad de productos por categoría de manera de vender a cada uno lo que puede pagar. En la ropa, por ejemplo, parte con precios bajísimos con las marcas propias y sube todo lo que le aguanten con marcas caras. Sería interesante en todo caso saber con quién margina más, considerando la suma de márgenes de producto e intereses.

    2) Sobre el tema de la educación superior...
    Creo que en esta materia sí se requiere mayor información y sobre todo regulación por 2 razones:
    a)es muy caro y doloroso para mucha gente esperar a que el mercado regule (a la larga lo hará y se sabrá que la Universidad Bolivariana u otra similar no sirve pero ya habrá un número significativo de generaciones de "profesionales" frustrados y endeudados). Este mercado no es como el de la leche o el del azúcar en que la información fluye rápidamente y los precios locales se ajustan en relación a precios internacionales o a precios de sustitutos. Aquí los ciclos son muy, muy largos...
    b)el consumidor no entra a esta decisión en pleno uso de su racionalidad pues los padres no evalúan objetivamente a sus hijos y muy probablemente engancharán con la ilusión de un mejor futuro que un hábil marketero sabrá cómo dibujar...

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